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Características de la Dieta Keto:
La persona que sigue una Dieta Keto, con restricción importante del consumo de hidratos de carbono (solo un 5%) y de proteínas (20%), va a presentar un descenso de los niveles plasmáticos de glucosa, lo que conlleva que sus células utilicen la grasa como fuente principal de energía. En la dieta Keto la ingesta de grasa supone el 75% de los macronutrientes. Y si se utiliza la grasa como fuente energética, se van a generar cuerpos cetónicos, los cuales estarán elevados a nivel plasmático.

El que sigue esta dieta para perder peso, tiene que hacer una restricción en las calorías ingeridas, como en todas las dietas para perder peso. De esta manera, si las calorías ingeridas son menores que las calorías que se necesitan, la persona tendrá que utilizar la grasa almacenada en forma de tejido adiposo para conseguir esas
calorías que necesita. Hacer restricción de calorías siguiendo este
tipo de dieta es más fácil, debido a la naturaleza de sus ingredientes, como se va a explicar a continuación. Cuando el cuerpo se encuentra en estado de cetosis es capaz de oxidar las grasas fácilmente, incluidas las reservas propias del individuo, de tal manera que se va a reducir la grasa corporal acumulada y a perder peso, manteniendo la masa muscular.

Beneficios de la Dieta Keto:
Los estudios científicos realizados muestran los beneficios que se obtienen al seguir una Dieta Keto:
– Reducción del apetito. Las personas que siguen una Dieta Keto tienen menos sensación de hambre y se encuentran más saciados, lo que supone una ayuda fundamental si se quiere seguir una dieta para perder peso y alcanzar el peso saludable. Básicamente esto ocurre por 3 razones:
o Los alimentos ricos en grasa (y en proteína) producen más saciedad y                     durante más tiempo que los ricos en hidratos de carbono (sobre todo si son               simples), ya que permanecen más tiempo en estómago.
o Los cuerpos cetónicos tienen un efecto supresor directo del apetito:                       disminuyen las hormonas estimulantes del apetito u anorexígenas (como la                ghrelina, las hipocretinas, el neuropéptido Y…) y aumentan las hormonas                    supresoras del apetito o anorexígenas.
o Al no consumir apenas hidratos de carbono, los valores de glucosa en                      sangre (glucemia) son estables. Las variaciones de la glucemia se relacionan              con el apetito: cuando hay niveles bajos, se manda un mensaje de “hambre”              al cerebro y cuando están elevados (después de las comidas) se manda un                 mensaje de saciedad.
– Mayor pérdida de masa grasa. Por la facilidad para oxidar las grasas, cuando se está en un estado de cetosis, hay una gran movilización de la grasa almacenada en el tejido adiposo de reserva.

– Mejora de la sensibilidad a la insulina y, por lo tanto, mejora de la respuesta celular
a la glucosa.
– Reducción de la inflamación y del estrés oxidativo.
o Los cuerpos cetónicos, al producir energía, producen menos radicales libres                que la glucosa.
o La cetosis eleva la producción de enzimas antioxidantes.
o El cuerpo cetónico β-hidroxibutirato inhibe el gen NLRP3, relacionado con los
procesos inflamatorios.
– Flexibilidad metabólica. El metabolismo de las personas que hacen ciclos de dieta cetogénica se adapta más fácilmente a utilizar las grasas, en vez de la glucosa, como fuente de energía.
De hecho, aun en los periodos en los que no siguen una dieta keto, estas personas son capaces de priorizar la utilización de las grasas frente a la glucosa.
– Aumenta la biogénesis mitocondrial. Es decir, aumenta la formación de mitocondrias en las células. Si nuestras células tienen más mitocondrias y se facilita la entrada de las grasas a las mitocondrias para la utilización como fuente energética, se promueve la movilización del depósito de grasa, la disminución del tejido graso y, en definitiva, la pérdida de peso.

Alimentos a priorizar, a moderar y a eliminar
Se priorizará alimentos ricos en grasa saludable y pobres en carbohidratos, ya que son los alimentos que ayudan a provocar y mantener el estado de cetosis nutricional; habrá que asegurar que sean alimentos ricos en nutrientes (densos nutricionalmente); se priorizará alimentos saciantes y, como siempre, será importante realizar una óptima hidratación.
Además, será muy interesante asegurar una ingesta adecuada de prebióticos y probióticos (para minimizar el impacto a nivel intestinal de esta dieta), de verduras de hoja verde (por su aporte de minerales como magnesio y potasio) y de sal (por su aporte de sodio).
– Alimentos a priorizar, alimentos ricos en grasa y pobres en hidratos de carbono (la base de
esta dieta): pescado azul, carne, frutos secos, huevos, lácteos ricos en grasa, aceite de oliva,
especias, verduras de hoja verde y complementos alimenticios (aceite de coco, magnesio,
probióticos…).
– Alimentos a moderar, todos los alimentos ricos en grasa y proteína que tengan cantidades
significativas de carbohidratos: ciertas verduras (zanahoria, cebolla, remolacha, puerro),frutas (ciruelas, naranja, melocotón, arándanos), frutos secos (anacardos, cacahuetes) y lácteos pobres en grasa (yogur natural, leche entera, queso fresco).

– Alimentos a eliminar, aquellos que son ricos en hidratos de carbono y, también, los alimentos ultraprocesados, los dulces o las bebidas gaseosas y/o azucaradas: cereales (pan, harinas, pasta), legumbres, tubérculos (patata, boniato, yuca), lácteos desnatados, semidesnatados y azucarados, frutas (plátano, uvas, pera, manzana…) y
zumos.